lunes, 15 de abril de 2013

Un día en el paraíso

Querido diario:

Da gusto despertar con la brillante luz del sol en la cara. El dulce olor de las "banana pancakes" inunda la habitación. ¿Hay mejor manera de empezar el día? Abrir la ventana y ver el mar azul hacia un lado; la espesa selva al otro. Es perfecto.




Los surferos madrugadores ya llegan a la playa ataviados con sus mejores tablas y sus trajes para surfear las primeras olas del día. Adoro el surf. Desde que he llegado lo practico cada día. ¡Ya me levanto de la resbaladiza tabla! Sin embargo, hoy creo que me decantaré por explorar la selva. Únicamente he ido un par de días y seguro que hay tierras vírgenes por explorar de una belleza indescriptible. Sí, creo que hoy dejaré las cómodas chanclas a un lado y me pondré un calzado más apropiado para el terreno escarpado y desigual de la selva.





Preparada como si fuera Dora la Exploradora emprendo mi ruta hacia la frondosa selva polinesia. Camino y camino y a cada paso que doy descubro algo nuevo. Un animal, una flor, un claro en el bosque, una cascada que va a parar a un lago de agua cristalina. Es perfecto.


Después de darme un relajante baño en una de las lagunas que encuentro a lo largo de la ruta, emprendo la vuelta a casa. A pesar de estar cansada, me apetece ir a la playa a relajarme.





Llego a la playa y veo que sigue habiendo surfistas luchando, remando por conseguir la mejor ola. Surfear al atardecer, con el sol bajo en la espalda... Los tonos rojizos y anaranjados junto con el azul del mar forman una mezcla de colores increíble. Pero lo más maravilloso es ver una playa respetada y apenas urbanizada. Las grandes empresas hoteleras, por fortuna, aún no han llegado a este punto del planeta. Al anciano mariscal siempre le gustó esto.






Veo que comienzan a llegar bailarines y percusionistas a la playa. Se preparan para ofrecer una actuación de los bailes y canciones tradicionales. Los bailarines se mueven como si fuesen olas del mar. La música que acompaña, un pequeño ukelele y tambores es perfecta, armoniosa, relajante. Algunos bailarines hacen un espectáculo con fuego, como si agradecieran algo a algún dios. Es precioso ver en plena noche a la luz de las antorchas este espectáculo.




Ya llega la hora de retirarse. El día ha sido perfecto. Un día en el paraíso. ¿Lo mejor de todo? Que cada día es diferente.

Querido diario, espero poder escribir esto algún día en tus páginas.








3 comentarios:

  1. Me ha gustado la idea de acompañar el texto con imágenes que fuesen mostrando los detalles descritos en cada uno de los párrafos. Cool

    ResponderEliminar
  2. Hay una gran riqueza de detalles y de elementos, los cuales van acompañados siempre de una foto.

    ResponderEliminar
  3. ¡Hola Carol! me ha parecido genial esta descripción que has hecho y las fotos ayudan a imaginar el paisaje que todos hemos soñado alguna vez como nuestro paraíso.

    ResponderEliminar