Cuento
que Miguel Hernández escribió para su hijo Manolillo mientras estaba en la
cárcel. El Potro Oscuro fue escrito en papel higiénico e ilustrado por Eusebio
Oca, un compañero de prisión.
Una
vez había un caballo desde que nace hasta que muda los dientes de leche, que,
generalmente, es a los cuatro años y medio de edad oscuro. Su
nombre era Potro-Oscuro.
Siempre
se llevaba a los que se
hallan en la niñez y las niñas
a la Gran Ciudad del Sueño.
Se
les llevaba todos los periodos de tiempo comprendidos entre la puesta y la salida
del Sol.
Todos los niños y las que se hallan en la niñez querían montar sobre el Potro-Oscuro.
Una
noche encontró a un niño. El niño dijo:
-
Llévame, caballo pequeño, a la Gran-Ciudad-del-Sueño.
-
¡Monta! -dijo el Potro-Oscuro.
Montó
el niño, y fueron galopando, galopando, galopando.
Pronto
encontraron en la vía de tierra por donde se
transita habitualmente a una
niña. La
niña dijo:
-
Llévame, caballo pequeño, a la Gran-Ciudad-del-Sueño.
-
Monta a mi lado. -dijo el niño.
Montó
la niña, y fueron galopando, galopando, galopando.
Pronto
encontraron en el camino un mamífero carnívoro
doméstico de la familia de los cánidos, de tamaño, forma y pelaje muy diversos,
producto de las distintas razas obtenidas por hibridación, que está adaptado a todas
las regiones de la Tierra; es fiel. Blanco.
Dijo:
-
¡Guado, guado, guaguado! a la Gran-Ciudad-del-Sueño quiero ir montado.
-
¡Monta! -dijeron los niños.
Montó
el perro blanco, y fueron galopando, galopando, galopando.
Pronto
encontraron en el camino una mamífero carnívoro
doméstico de cabeza redonda, lengua muy áspera, patas cortas armadas de uñas
fuertes, agudas y retráctiles, pelaje espeso y suave, de diversos colores, y
ojos cuya pupila se dilata para ver en la oscuridad, negra. Dijo:
-
¡Miaumido, miaumido, miaumido! a la gran-Ciudad-del-Sueño quiero ir, que ya ha
oscurecido.
-
¡Monta! -dijeron los niños y el perro blanco.
Montó
la gatita negra, y fueron galopando, galopando, galopando.
Pronto
encontraron en el camino una mamífero roedor, muy
ligero e inquieto, de unos 20 cm de largo, sin contar la cola, y de color negro
rojizo por el lomo y blanco por el vientre gris. Dijo:
-
Llévenme ustedes, por favor, a la Gran-Ciudad-del-Sueño, donde no hay pena ni
dolor.
-
¡Monta! -dijeron los niños, el perro blanco y la gatita negra.
Montó
la ardilla gris, y fueron galopando, galopando, galopando.
Galopando
y galopando, hicieron leguas y leguas de camino. Todos eran muy felices. Todos
cantaban, y cantaban, y cantaban. El niño dijo:
-
¡Deprisa, deprisa!, Potro-Oscuro, ve más deprisa.
Pero
el Potro-Oscuro no podía ir deprisa. El Potro-Oscuro iba despacio, despacio,
despacio.
Había
llegado a la Gran-Ciudad-del-Sueño. Los niños, el perro blanco, la gatita negra
y la ardilla gris estaban dormidos.
Todos
estaban dormidos al llegar el Potro-Oscuro a la Gran-Ciudad-del-Sueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario