domingo, 14 de abril de 2013

Tarea 3ª: el Potro Oscuro

Cuento que Miguel Hernández escribió para su hijo Manolillo mientras estaba en la cárcel. El Potro Oscuro fue escrito en papel higiénico e ilustrado por Eusebio Oca, un compañero de prisión.



Una vez había un caballo desde que nace hasta que muda los dientes de leche, que, generalmente, es a los cuatro años y medio de edad oscuro. Su nombre era Potro-Oscuro.

Siempre se llevaba a los que se hallan en la niñez y las niñas a la Gran Ciudad del Sueño.

Se les llevaba todos los periodos de tiempo comprendidos entre la puesta y la salida del Sol

Todos los niños y las que se hallan en la niñez querían montar sobre el Potro-Oscuro.

Una noche encontró a un niño. El niño dijo:

- Llévame, caballo pequeño, a la Gran-Ciudad-del-Sueño.

- ¡Monta! -dijo el Potro-Oscuro.

Montó el niño, y fueron galopando, galopando, galopando.

Pronto encontraron en la vía de tierra por donde se transita habitualmente a una niña. La 
niña dijo:

- Llévame, caballo pequeño, a la Gran-Ciudad-del-Sueño.

- Monta a mi lado. -dijo el niño.

Montó la niña, y fueron galopando, galopando, galopando.

Pronto encontraron en el camino un mamífero carnívoro doméstico de la familia de los cánidos, de tamaño, forma y pelaje muy diversos, producto de las distintas razas obtenidas por hibridación, que está adaptado a todas las regiones de la Tierra; es fiel. Blanco. Dijo:

- ¡Guado, guado, guaguado! a la Gran-Ciudad-del-Sueño quiero ir montado.

- ¡Monta! -dijeron los niños.

Montó el perro blanco, y fueron galopando, galopando, galopando.

Pronto encontraron en el camino una mamífero carnívoro doméstico de cabeza redonda, lengua muy áspera, patas cortas armadas de uñas fuertes, agudas y retráctiles, pelaje espeso y suave, de diversos colores, y ojos cuya pupila se dilata para ver en la oscuridad, negra. Dijo:

- ¡Miaumido, miaumido, miaumido! a la gran-Ciudad-del-Sueño quiero ir, que ya ha oscurecido.

- ¡Monta! -dijeron los niños y el perro blanco.

Montó la gatita negra, y fueron galopando, galopando, galopando.

Pronto encontraron en el camino una mamífero roedor, muy ligero e inquieto, de unos 20 cm de largo, sin contar la cola, y de color negro rojizo por el lomo y blanco por el vientre gris. Dijo:

- Llévenme ustedes, por favor, a la Gran-Ciudad-del-Sueño, donde no hay pena ni dolor.

- ¡Monta! -dijeron los niños, el perro blanco y la gatita negra.

Montó la ardilla gris, y fueron galopando, galopando, galopando.

Galopando y galopando, hicieron leguas y leguas de camino. Todos eran muy felices. Todos cantaban, y cantaban, y cantaban. El niño dijo:

- ¡Deprisa, deprisa!, Potro-Oscuro, ve más deprisa.

Pero el Potro-Oscuro no podía ir deprisa. El Potro-Oscuro iba despacio, despacio, despacio.

Había llegado a la Gran-Ciudad-del-Sueño. Los niños, el perro blanco, la gatita negra y la ardilla gris estaban dormidos.

Todos estaban dormidos al llegar el Potro-Oscuro a la Gran-Ciudad-del-Sueño.

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